La Compañía Nacional de Teatro Clásico en colaboración con la Sección de Teatro del Ateneo de Madrid, presenta los libros “Tirso a escena” y “Teresa de Jesús y Juan de la Cruz” .
Intervienen Laila Ripoll, directora de la CNTC, Ana Llorente, directora de publicaciones de la CNTC y los autores Lola Josa e Ignacio Arellano en la Biblioteca, calle del Prado, nº 21, Madrid.
El 19 de mayo a las 19:00 horas
Tirso a escena
Estas páginas trazan el itinerario biográfico y de la obra teatral de fray Gabriel Téllez, fraile de la Orden de la Merced, conocido como Tirso de Molina, eslabón principal entre la etapa de invención de la comedia nueva de Lope de Vega y la elaboración cimera de Calderón de la Barca.
Renunciando a episodios imaginados o a proyecciones subjetivas, se intenta ordenar una serie de comentarios sobre los distintos subgéneros dramáticos que cultivó Tirso, según el hilo de los datos biográficos confirmados por la documentación conocida, revisando las comedias cómicas (de capa y espada y palatinas, con especial atención a obras maestras como Don Gil de las calzas verdes o El vergonzoso en palacio), históricas (trilogía de los Pizarro, La prudencia en la mujer), religiosas (El condenado por desconfiado), o el mito de don Juan en El burlador de Sevilla. Se niegan algunos tópicos poco fundamentados, como el de la dimensión psicológica o caracterológica de su teatro, o el protagonismo femenino (cierto, pero compartido con los galanes). Escrita en tono de ensayo divulgador, esta introducción pretende servir para colocar en su adecuado contexto histórico y artístico la admirable obra teatral (con alguna referencia también a la obra narrativa) de Tirso de Molina.
Teresa de Jesús y Juan de la Cruz
Ni mártires, ni santos, ni religiosos torturados ni enajenados, y menos aún unos tránsfugas de lo que convenimos en llamar realidad. Teresa de Jesús y Juan de la Cruz fueron las mentes más liberadas y liberadoras de la segunda mitad del siglo xvi español; jipis hasta el último aliento sin necesidad de nada más que no fuera el saber espiritual judeocristiano, que conocían muy bien y del que sacaron toda la fuerza para la resistencia y el cambio reformador. Dos espirituales críticos, inconformistas, capaces de soportar miedos, amenazas y torturas para impulsar y consolidar una reforma: la de nuestra capacidad de retiro a la región invisible del espíritu, nuestro talento esencialmente humano, maltrecho en nuestros días por la hiperconectividad y el patológico afán personal de robarle protagonismo al bien común. Con lucidez y sabiduría, burlaron dogmas y vigilancias, resistieron la banalidad del mal, la traición, la envidia y promovieron una revolución dentro de una orden religiosa en la que ingresaron por amor a la búsqueda de aquello que somos irreductiblemente.
Que la experiencia mística aguarda a toda consciencia hambrienta de unidad dan buena cuenta sus escritos, sin excepción. Teresa de Jesús y Juan de la Cruz escribieron para dejar testimonio del mapa del alma, de la común experiencia que nos está reservada.